Son muchos los factores que intervienen a la hora de elaborar un buen vino. Los componentes humanos son determinantes, pero los naturales, como el terruño, la lluvia, la temperatura, etc., también son muy influyentes en el nacimiento y desarrollo de la uva y, por lo tanto, en el resultado final.
Hay muchas variedades de uva y gracias a eso podemos disfrutar de multitud de vinos, pero, ¿conoces qué partes la componen?
Influencia de las diferentes partes de la uva
Según la fase en la que se encuentre el desarrollo de la uva serán diferentes partes de la misma las que permitan que esta se transforme, ya que cuando la uva está en fase de crecimiento presenta unas características que difieren de las que se necesita a la hora de elaborar el vino.
Al principio, durante el crecimiento, el nivel de ácidos es muy elevado y durante este proceso la uva acumula nutrientes, a la vez que sintetiza las vitaminas que le permitirán su desarrollo. Luego llega el momento del envero, donde las uvas empiezan a adquirir un color diferente por los pigmentos, para más tarde, en la maduración, encontrar en ella más cantidad de azúcares que de ácidos.
Partes principales de la uva
Raspón
Los raspones son esas pequeñas ramas que permiten que los racimos de uvas estén unidos, además de traspasar los nutrientes desde la vid. En ocasiones son usados en la propia elaboración del vino, consiguiendo en el mismo características herbáceas.
Pedicelo
Gracias al pedicelo el grano de la uva se comunica con el raspón, haciendo de vaso transmisor que aporta cualidades de la cepa a la uva.
Hollejo
El hollejo posee una textura membranosa y elástica, y tiene la misión de proteger y encapsular todos los nutrientes de la uva. Influye muchísimo en los aromas y en el color del vino, ya que aporta los pigmentos que le darán la tonalidad específica.
Además, en la piel de la uva se encuentran los taninos y también las antocianinas, que son las que aportan ese beneficio saludable que supone tomar moderadamente vino. Por último, en el exterior del hollejo está la pruina, que es la responsable de acumular las levaduras que permitirán la fermentación natural del vino.
Pepitas
En el corazón de la uva se encuentran las pepitas. Son las propias semillas de la uva y en un fruto podemos encontrar de dos a cuatro pepitas. Están cubiertas por una capa protectora que se llama endocarpio. Su principal función es la de aportar taninos, pero también sirven como indicador para iniciar la vendimia, ya que hay que esperar a que la semilla esté madura para recoger la uva si no se quiere que el vino adquiera un sabor muy amargo.
Pulpa
Dentro de la uva, la pulpa ocupa la mayor parte del fruto, representando tres cuartas partes de su peso. Es la responsable de acumular mosto, donde encontraremos algunos de los elementos (la glucosa, que dará alimento a las levaduras; la fructosa, que dotará de dulzor al vino; vitaminas, proteínas…) que posteriormente definirán el sabor del vino.
Además, la pulpa también contiene tres tipos de ácidos (tartárico, málico y cítrico) que aportarán también carácter al vino, ayudando al mismo tiempo a su conservación.