Recientemente en nuestras redes sociales hemos estado hablando sobre el posible fin de uso del corcho como tapón de nuestras botellas de vino. Diferentes presiones como las de los grupos ecologistas u otro factores como por ejemplo los económicos han fomentado la búsqueda de nuevas alternativas al corcho como material para sellar el vino embotellado. Ante ello, una de las alternativas, que algunos de vosotros nos habéis planteado en nuestras redes sociales, es la del reciclado de este tipo de productos. Por eso, vamos a descubrir cuáles son las posibles utilidades que tiene el reciclado del corcho.
El corcho en España
España es el segundo país a nivel mundial que mayor cantidad de corcho produce al año. Este material, obtenido de la corteza del alcornoque tiene unas increíbles particularidades que motivan su uso como tapón para las botellas de vino. Una de ellas, la más importante sin duda, es su capacidad para hacer que el vino que se encuentra en el interior de la botella vaya ‘respirando’ poco a poco, de manera que se va oxigenando lentamente, lo que tiene como resultado una evolución en el sabor del vino que le otorga un perfecto sabor final.
En nuestro país no existe una cultura del reciclado del corcho, motivo por el cual casi siempre suele terminar en el contenedor de los residuos orgánicos. Pero además, otro de los factores que influyen negativamente en su reciclado son los económicos. La transformación de este material no es precisamente barata y su beneficio económico es más bien escaso.
El reciclado del corcho
Sin embargo, el corcho es un material que puede reciclarse perfectamente y puede tener una segunda vida. Su proceso de reciclado consiste en triturar los tapones hasta crear lo que se denomina ‘granulado de corcho’. Los granos obtenidos son tamizados en una malla metálica para separar los granos en diferentes tamaños y eliminar las posibles impurezas que contengan.
Tras esta primera clasificación por tamaños, viene a continuación una segunda clasificación, siendo ésta la más importante ya que marcará el destino final del corcho reciclado. En este proceso, un factor determinante es el grado de pureza que tenga el corcho, ya si ésta es pobre, el destino final del corcho será como combustible.
Sin embargo, aquellos cuya pureza sea óptima se destinará a la elaboración de diversos materiales como por ejemplo paneles de revestimiento, suelas de zapato, boyas e incluso muebles. Por tanto, pese a que el reciclado del corcho no suela reutilizarse con fines alimenticios, es un material con multitud de posibilidades una vez utilizado como tapón para las botellas de vino.
El corcho: una cuestión cultural
Es, por tanto, más bien una cuestión cultural que ecológica. En países como Alemania, concretamente en Hamburgo, han llevado a cabo diferentes iniciativas utilizando corcho reciclado como material para la producción de aislantes de corcho en el sector de la construcción. La participación de grupos ecologistas y otros colectivos ciudadanos, ha hecho que iniciativas como ésta sean todo un éxito tanto en participación como en resultados.
Tal vez, la vida del corcho dependa más de integrar en los consumidores una cultura sostenible y responsable, que del impacto medioambiental que genera su explotación en los alcornocales que pueblan la dehesa mediterránea española.