La crianza del vino es el factor clave que hará el vino. Una vez que el vino ya ha sido vinificado deberá adquirir cierta madurez antes de que pase a la botella. Gracias a esto se suavizará cualquier desequilibrio, se moderará la acidez y aportará sabor para conseguir esa complejidad aromática.
Y ahí entra la importancia de realizar la crianza de los vinos en pequeños toneles de madera, las barricas. Su fin es potenciar una delicada aireación del vino que permita a este desarrollar todo su potencial.
Esto hará que el vino acabe impregnado de “notas” de madera. En los tintos se notarán sabores ahumados y avainillados y en los blancos serán sabores tostados, coco o incluso frutos secos.
Aunque, se están comenzando a experimentar y utilizar otro tipo de maderas, la madera de roble sigue siendo la más utilizada, ya que sigue siendo más idónea, gracias a su aporte del sabor y a su capacidad de aireación.
Hay varios factores que determinan el sabor final de un vino como el origen de la madera, su proceso de secado, su porosidad o el grado de quemado de la madera durante la fabricación de la barrica. Además, cuando más nueva sea una barrica mayor aporte aromático tendrá.
El valor de la crianza
La crianza en madera es un proceso bastante costoso. Los motivos son varios: el precio de las barricas, la pérdida de volumen que provoca la evaporación y la necesidad de emplear mano de obra cualificada para las tareas que engloban este proceso.
Esto hace que el precio de los vinos criados en barrica sea mayor que el de los otros, a la vez que son más apreciados.
Existen vinos, que pretenden imitar el sabor que da la barrica al vino e introducen pequeños fragmentos de madera en los depósitos de acero donde está el vino. Pero, hay que decir, que el resultado nunca es el mismo. Simplemente imitan mínimamente las típicas notas de madera.
¿Por qué inlfluye tanto la madera en el aroma del vino?
El vino en contacto limitado con el aire desarrolla nuevos sabores produciendo varios fenómenos:
– Reacciones de oxidación que en el caso de los antocianos son degradados, los taninos se pardean y las combinaciones taninos-antocianos evolucionan su color hacia el anaranjado.
– Reacciones de condensación entre antocianos y taninos, que se dan con la intervención del acetaldehído y conducen a compuestos coloreados.
– Reacciones de condensación que llevan a la desaparición de moléculas por precipitación.
– La madera cede al vino: taninos, polifenoles y sustancias aromáticas.
Así que, como se puede imaginar, todos estos procesos hacen que los vinos modifiquen mucho sus características organolépticas tras pasar por la barrica.
Y, para terminar si quieres saber cómo hemos llegado a usar la barrica para mejorar el vino te dejamos un post anterior en el que explicamos la historia de la barrica.